En las últimas décadas se registraron una serie profundos cambios en el mundo, a un ritmo inusitado. Las distintas ideologías se ven interpeladas para dar cuenta de los mismos. Los viejos esquemas se ponen en discusión y muchas veces resultan insuficientes o inadecuados para explicar los nuevos fenómenos y para guiar la acción política.
Veamos los principales cambios: acelerado cambio tecnológico (técnicas de la información y la comunicación, biotecnología, robótica, etc.); globalización económica; crecimiento económico con degradación del medio ambiente; fin del “socialismo real”; cambios en la estructura de poder mundial (fin de la guerra fría y del bipolarismo); debilitamiento de la cohesión social, con pérdida de sentido de pertenencia a la comunidad nacional y creciente presencia de diversos grupos sociales con reclamos corporativos sin considerar el interés general; transformaciones en la familia; falta de sensibilidad para el bien común; surgimiento de nuevas subjetividades que va desde la individualización autocentrada a una mayor autonomía e iniciativa individual con asunción de responsabilidades; deseo de acceso a una creciente cantidad de bienes, siendo el Estado y el Mercado incapaces de satisfacerlo completamente; crisis de valores y de normas: al tiempo que se expanden nuevos valores, como la protección del medio ambiente, la equidad de género, el respeto a la diversidad sexual, decaen valores vinculados a lo público y a lo colectivo, como son la fraternidad y la solidaridad.