Uruguay ha disminuido drásticamente la informalidad, pasando de 40% en 2004 a 25,5% en 2013. Los puestos cotizantes en el Banco de Previsión Social aumentaron 35% aproximadamente, cifra muy superior al crecimiento del empleo, que se ubicó próximo al 15%. Por lo tanto, desde 2005 a esta parte en Uruguay se generó fundamentalmente empleo formal. En este contexto, los desafíos en el combate a la informalidad para el futuro próximo resultan complejos, en la medida que apuntan a combatir el núcleo más duro, donde los trabajadores se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad y las respuestas parecen más difíciles y más costosas. Un 25% de trabajadores se encuentran aún en la informalidad, lo que constituye una cantidad importante, con implicancias graves para los directamente afectados así como para el conjunto de la sociedad y de la economía del país.

La hipótesis que subyace este trabajo es que las mejoras ocurridas en la última década en algunos de los indicadores que miden la calidad del empleo, en particular el aumento de las ocupaciones con cobertura de la seguridad social, se deben en parte importante a cambios institucionales en el mercado laboral, como son la reinstalación de los Consejos de Salarios y la profesionalización y profundización de la fiscalización del trabajo. Por lo tanto, las acciones futuras que se desarrollen en los próximos años deberán sostenerse en esta estrategia, profundizando algunos lineamientos y desarrollando nuevas herramientas para la atención de las articularidades que la informalidad reviste en los diferentes sectores de actividad, áreas geográficas y grupos poblacionales.